
Este año, que transita ya en el tercero de los días de su calendario, el Papa Francisco ha convocado a la Iglesia a vivir un año dedicado a San José. A través de la Carta Apostólica “Patris Corde”, que en español sería <con corazón de padre>, Francisco dice que este año conmemoraremos los 150 años de la declaración del santo como patrono de la Iglesia Universal.
El año dedicado a San José se extenderá hasta el 8 de diciembre de 2021. En el decreto el Papa señala que se podrá alcanzar la indulgencia plenaria especial en los días 19 de marzo y 1 de mayo, es decir, aquellos que tradicionalmente se dedican a la memoria de San José.
Hace 150 años, San José fue declarado Patrono de la Iglesia católica, el 8 de diciembre de 1870 por el Beato Pío IX.
El Papa, en su declaración del este año dedicado a San José lo describe como un padre amoroso, tierno, valiente, creativo y discreto. Y en este año, que se ha iniciado en muchos lugares del mundo, entre ellos Europa, con repuntes de contagios en la pandemia. Por eso Francisco, teniendo en cuenta esta situación del Covid, dice que San José nos recuerda “la importancia de la gente común, de las personas cuya vida está lejos del protagonismo, ejercen la paciencia y comparten la esperanza cada día, sembrando la corresponsabilidad y que, como el santo en el que este año fijaremos nuestra atención, pasan desapercibidos.
De San José, el Papa resalta, y propone a nuestra consideración valores que se manifiestan de manera clara en San José: amabilidad, ternura y obediencia.
San José es un “padre en la acogida”. “Acogió a María sin poner condiciones previas” rechazando la tentación de la violencia de genero que hoy está en boca de tanta gente y de nuestros telediarios.
También destaca su valentía al hacer hasta lo que hubiera parecido imposible por salvar la vida del niño que estuvo en tantos peligros, teniendo que huir a Egipto para salvarlo.
Sorprende que un personaje como San José que, a penas aparece en el evangelio, reúna tantas enseñanzas para nosotros que también estamos llamados a ser santos. Por eso, a lo largo del año, y cuando la pandemia nos lo permita, en la parroquia organizaremos encuentros para profundizar en el conocimiento de esta gran figura eclesial que para todos nosotros es un auténtico modelo de santidad que debemos imitar.
Aprovechemos este año dedicado a la figura de este santo al que tanto nos parecemos, si no en el nivel de santidad, si en el de la condición social que tuvo que es tan similar a la de la mayoría de nosotros.