
Todos hemos oído, en innumerables ocasiones, hablar de la aguda crisis vocacional que enfrente las Iglesia, y muy particularmente las congregaciones religiosas, como la nuestra, la de los Agustinos Recoletos, que los acompañamos en esta parroquia en la andadura por los caminos de la fe.
A Dios le damos infinitas gracias porque, de vez en cuando, estas vocaciones surgen y algunos jóvenes a quienes Dios llama a seguirle por la ruta agustiniana. De nuestro seminario de Guatemala tres jóvenes guatemaltecos, se han sumado en estos días a otros cinco del seminario de nuestra provincia, en Colombia, para iniciar el año de noviciado, un año en el que harán, desde la oración y la formación una experiencia de vida comunitaria que les servirá para hacer un correcto discernimiento de su vocación y saber si Dios los ha llamado por ese camino.
Este camino que deberán recorrer es largo y deben ser apoyados por nosotros con nuestra oración. Recordemos aquello que Jesús dijo a sus dicípulos: “la mies es mucha y los trabajadores pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe operarios a su mies”.
Unas de las convicciones más firmes que yo he tenido es que mi vocación en todo el tiempo de formación y en todo el tiempo de mi ministerio se sostuvo por la oración de mis padres para que no me desalentara.
Sostengamos con nuestras oraciones por estos jóvenes para perseveren en esa vocación a la que han sido llamados. Pensemos que, tal vez un día, alguno de ellos estará en esta parroquia ejercicio su ministerio sacerdotal.