Adviento, nos preparamos para la navidad

Este próximo domingo iniciamos el tiempo de preparación a la Navidad, que conocemos como tiempo de adviento. Recordando aquella primera navidad en Belén, en la que Dios se hizo uno de nosotros al nacer de la Virgen María en Belén, aunque todavía con los efectos de la pandemia, nos preparamos con esperanza, alegría y gratitud, a recibirlo de nuevo en nuestras vidas y dejarle así nacer nuevamente en nuestros corazones.

Dejando a Jesús nacer nuevamente en nosotros, se hace nueva también nuestra vida y preparamos la segunda y definitiva venida del Señor al final de los tiempos construyendo, entre todos, un mundo mejor cada día, que se parezca cada vez más al que Dios creó bueno al principio.

Por delante tenemos cuatro semanas para preparar ese acontecimiento. No nos podemos quedar simplemente en el recuerdo de lo que aconteció en Belén en la noche de aquella primera Navidad. Aquella aconteció hace más de dos mil años. Ahora tenemos que revivir esa navidad dejándole al Niño de Belén lugar en nuestro corazón para que tengamos también nosotros una nueva vida.

Debemos aprovechar estas cuatro semanas para que cuando llegue y toque nuestra puerta le podamos decir a Jesús: «pasa, que te estamos esperando». Y es importante que no nos despistemos, ni nos distraigamos con el ambiente comercial que suele predominar en estos días. Por eso lo primero que nos va a pedir Jesús de Nazaret es que estemos vigilantes y atentos, que no nos durmamos porque, «camarón que se duerme, se lo lleva la corriente».

En estas cuatro semanas pondremos nuestra mirada en palabras clave como «vigilancia», «conversión», cambiar nuestras conductas, «alegría» por lo que esperamos que acontezca en nuestro corazón y «espera», como María, que supo esperar el cumplimiento de la promesa que le hizo el ángel.

A lo largo de este tiempo nos la Palabra de Dios nos presentará, con la mirada puesta en el que va a nacer, a tres personas con los que nos encontraremos en la Palabra de cada día. Son el profeta Isaías, Juan el Bautista, ambos nos llamarán a la conversión y María, modelo de espera y de esperanza

Y para aprovechar bien este tiempo debemos proponernos intensificar nuestro tiempo de oración desde la meditación de la Palabra de Dios. También acceder a la fuente de gracia que son los sacramentos, principalmente la eucaristía y la reconciliación.

Si así lo hacemos conseguiremos que este sea un tiempo de gracia y, dejando a Jesús nacer en nuestro corazón, será Navidad y Navidad de la buena.

Buena caminata de adviento para todos; y no equivoquemos la ruta porque si nos salimos no llegaremos a nuestro belén particular.

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